Las cooperativas, en su esencia, son organizaciones con una gobernanza democrática y cuyo principal objetivo es el bienestar de sus miembros y la comunidad. Esta filosofía las hace inherentemente adecuadas para abordar la exclusión social y laboral que afecta a los jóvenes de estos entornos. No buscan maximizar el beneficio para un accionista externo, sino crear riqueza compartida, empleo estable y dignidad.
Para un joven de un barrio vulnerable, una cooperativa es mucho más que una empresa; es una escuela de vida y trabajo. Proporciona un entorno seguro donde la formación práctica se fusiona con la experiencia laboral real desde el primer día. Este proceso, conocido como Empresas de Inserción o Cooperativas de Inserción, aborda las barreras duales de los jóvenes:
- Barreras de cualificación: Ofreciendo capacitación en oficios concretos y demandados (digitales, sostenibles o de servicios).
- Barreras sociales: Fomentando el capital social y las habilidades blandas (trabajo en equipo, responsabilidad, toma de decisiones) mediante la participación directa en la gestión.
La naturaleza democrática del modelo cooperativo convierte a los jóvenes empleados en socios o socias, dándoles voz y voto sobre la dirección del negocio, lo cual es un factor de empoderamiento vital para quienes han crecido sintiéndose excluidos.
Ejemplos que inspiran
La efectividad de este enfoque se comprueba con ejemplos concretos que operan en los barrios con mayores índices de vulnerabilidad de nuestro país:
- Sevilla – Polígono Sur: Aquí, las Empresas de Inserción (EIL) se centran en la rehabilitación de edificios y la eficiencia energética. Jóvenes del barrio se forman como instaladores, electricistas o albañiles, prestando servicios de reforma asequibles a sus propios vecinos. Esto no solo genera empleo, sino que mejora las infraestructuras del barrio desde dentro, demostrando un compromiso de doble vía.
- Barcelona – El Raval y La Zona Franca: El modelo cooperativo ha florecido en la economía circular. Proyectos de reciclaje creativo o de gestión de residuos textiles emplean a jóvenes para transformar materiales desechados en productos de valor. Estas cooperativas integran a menudo la venta online, obligando a los jóvenes a adquirir las competencias digitales esenciales para el siglo XXI.
- Madrid – Vallecas y Usera: Se han desarrollado cooperativas de servicios de proximidad como catering social, mantenimiento de jardines y limpieza ecológica. Estos negocios prosperan porque cubren una demanda interna del barrio (escuelas, centros sociales, personas mayores), generando un flujo de trabajo constante y sostenible.
Estos casos ilustran que la clave del éxito es el anclaje territorial. Las cooperativas son eficientes porque entienden las dinámicas y necesidades específicas del barrio, creando un ciclo virtuoso donde el negocio beneficia a la comunidad, y la comunidad apoya al negocio.