¿Cómo son las empresas de la economía social en Bélgica?
Actualmente, se estima que son 18.000 las compañías de la economía social activas en el país belga, que emplean en el país a 583.000 personas. Esto representa alrededor del 12% del empleo total, una de las cifras más elevadas en Europa.
- Composición: El 65,4% de estas empresas son de pequeño tamaño (menos de 10 empleados).
- Sectores dominantes: El área de salud lidera el empleo en el sector, especialmente a través de cooperativas y mutuas, que concentran el 69% del empleo, según la OCDE.
- Presencia territorial: La economía social está presente en todas las regiones del país, con particular dinamismo en Bruselas, Valonia y Flandes.
Marco normativo para la economía social en Bélgica
Bélgica reconoce legalmente la economía social a través de leyes federales y regionales. Por ejemplo, la Ley de la Economía Social en Valonia (2008) y la Ordenanza de Economía Social en Bruselas.
El país cuenta con una definición clara basada en cuatro criterios: primacía de las personas sobre el capital, autonomía de gestión, reinversión mayoritaria de beneficios y participación democrática.
Origen y evolución de la economía social en Bélgica
Las entidades de la economía social en Bélgica surgieron en el siglo XIX, fuertemente enraizadas en los movimientos obreros que apoyaron la creación de cooperativas y mutuas, y el desarrollo del sector asociativo.
Las cooperativas florecieron en este periodo, estructurándose en torno a movimientos de ideas políticas. Durante el siglo XX, la llegada del Estado del bienestar alimentó el desarrollo de las entidades de la economía social, especialmente las asociaciones, ya que empezaron a actuar como proveedores de servicios sociales.
En el siglo pasado, la mayoría de las entidades obtuvieron su reconocimiento a lo largo del siglo XX, con una primera ley que regulaba las asociaciones en 1921, por ejemplo.
Desde 1980, la financiación pública fue disminuyendo en la región y las asociaciones han empezado a desarrollar actividades más comerciales e innovar para crear nuevos modelos de negocio. Las cooperativas empezaron a reestructurarse, diversificando su trabajo e implicándose más en actividades orientadas a la innovación social, el medio ambiente y el interés general.
Nuevas transformaciones y retos de futuro
En Bélgica, las cooperativas han hecho especial hincapié en introducir nuevos modelos de negocio sostenibles, incorporando principios tanto ecológicos como sociales.
Además, un punto clave ha sido su capacidad de gestión y su impacto, teniendo claro que el objetivo de la economía social es también crear una economía que funcione. Por ello, es imprescindible profesionalizarse.
Con todo, se han creado iniciativas vinculadas al consumo responsable, las energías renovables y las finanzas solidarias, entre otras.
Como en otras partes del mundo, los retos de la economía social belga pasan por reforzar su reconocimiento y conseguir atraer a las nuevas generaciones, tanto en empresas estables como a través del emprendimiento.
La economía social tiene el potencial de actuar sobre los grandes retos del país, como el cambio climático, la desigualdad y el envejecimiento de la población.